Hispasat: la conectividad, un nuevo modelo de crecimiento

El mundo está inmerso en una revolución tecnológica como consecuencia de la digitalización. Es un proceso está transformando nuestra economía, nuestra forma de vivir y que ha convertido los datos en una nueva forma de crear riqueza porque son la base de la inteligencia artificial. La productividad en todos los sectores se está disparando y no solo está haciendo más fácil hacer negocios, sino que además está cambiando la vida de la gente porque nos permite vivir más y mejor. Ahora bien, toda esta fuente de riqueza, de bienestar, de conocimiento y de crecimiento económico resulta imposible sin conectarse a internet.

La conectividad es el primer escalón de la escalera para acceder a un nuevo entorno plagado de oportunidades. Hasta el punto, que la ausencia de conectividad se ha convertido en una barrera infranqueable para incorporarse a este nuevo mundo que es ya una realidad. Los datos de la CEPAL indican en su última actualización de marzo 2022 que el 57% de la población iberoamericana no tiene acceso a internet. El Banco Mundial se muestra algo más optimista y cifra en más de un tercio la población sin acceso a internet.

Conectividad

Lucha contra la desigualdad

El acceso a internet, la conectividad, es tan importante hoy en día como motor de desarrollo social como lo fue hace algo más de 50 años la electricidad. De hecho, la ausencia de conectividad se ha convertido en una fuente de desigualdad. En España, Cáritas ha incluido la calidad de la conexión a internet como un indicador de pobreza en su informe de 2022.

La pandemia nos ha permitido tomar conciencia de este cambio tecnológico y nos ha hecho visualizar con enorme crudeza la importancia de la conectividad. En Iberoamérica, un 40% de los niños no pudo asistir a la escuela durante el confinamiento. Una de cada cuatro escuelas carece de acceso a la red y aquellos estudiantes de hogares más pobres tienen seis veces menos probabilidades de tener internet en casa.

De hecho, la brecha social entre quienes tienen acceso a internet y quienes carecen de conectividad crece cada día. Se está vetando a niños y jóvenes el acceso al conocimiento, a una mejor educación e incluso a su desarrollo personal. Según el último Latin American Economic Outlook, en Iberoamérica, mientras el 81% de los hogares más ricos está conectado, solo el 38% de aquellos más pobres tiene conectividad. En zonas urbanas, un 67% de los hogares tiene conexión, pero en zonas rurales este número desciende al 23%.

Con la conectividad podemos conseguir que, en toda Iberoamérica, independientemente de donde vivan, todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades de desarrollo personal, de educación y de acceso a la sanidad.   

 

Salto adelante

Iberoamérica necesita volver a crecer para acortar la distancia con los países más desarrollados. Esto exige un cambio estructural que le permita superar las limitaciones impuestas por su actual modelo económico y aumentar el crecimiento de la productividad, como indica la CEPAL en su informe 2022.

La conectividad a internet de alta velocidad es el acelerador de este cambio de modelo productivo porque permitirá desarrollar las habilidades digitales de sus ciudadanos.

Es significativo que apenas 4 de cada 100 empresas tenga profesionales con formación digital, según datos de la OCDE. Una diferencia abismal con los países del sudeste asiático y de China que están avanzando muy rápido en Inteligencia Artificial y eso se traduce en mayor productividad y más riqueza. Por este motivo, si Iberoamérica quiere garantizar su crecimiento en la próxima década tiene que dar un salto hacia la digitalización y aprovechar las oportunidades que ofrece la tecnología.

La conexión satelital a internet permite una implementación inmediata, eficaz y universal de internet de alta velocidad. Capaz de proporcionar victorias tempranas que animarían el proceso de transformación y cambiarían con rapidez la vida de la gente. Es decir, representa la oportunidad de sumarse al desarrollo evitando la etapa de fuertes y costosas inversiones en infraestructuras de fibra, acortando con rapidez la distancia que le separa de otras regiones más avanzadas.

 

Alianza por la conectividad.

La tecnología ya existe, está desplegada en el espacio, de forma que es políticamente exigible. No hay duda que la conectividad permitirá un nuevo modelo de crecimiento más eficaz, generará nuevas oportunidades de negocio y de desarrollo social, una educación más asequible para todos y mejoras en las prestaciones sanitarias. Cambiará la vida de la gente. En definitiva, permitirá garantizar el crecimiento y acelerar la lucha contra la desigualdad. Ahora bien, estos objetivos no son alcanzables sin un esfuerzo conjunto entre el sector público y privado, las empresas, sin una alianza por la conectividad universal.